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El fuego bajo la lupa

A casi un mes de los incendios que se desataron en Capilla del Monte y la región, las lluvias fueron un alivio para apaciguar las heridas de la tierra. La tranquilidad volvió a la población, pero las preguntas retoman el camino del origen y de los intereses que afloran luego de la tierra quemada. Nicolás Marí, investigador del Inta Cruz del Eje, comparte algunas respuestas, luego de ser publicado un informe que pone en duda la validez del Estudio de las áreas quemadas en Córdoba, divulgado en agosto por la Sociedad Rural.

El 25 de septiembre investigadores del Centro Científico Tecnológico CONICET, Córdoba, el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBiV), CONICET-UNC, la Red de Restauración Ecológica Argentina -Nodo Centro-, Ecosistemas Argentinos, el Foro Ambiental Córdoba y del INTA, publicaron un “Análisis crítico sobre el Estudio de áreas quemadas en la provincia de Córdoba: periodo 2010 – 2022” y sus repercusiones en medios de comunicación masivos, divulgado por la Sociedad Rural de Jesús María y la Mesa de Enlace de entidades agropecuarias.  

Fue el 14 de agosto de este año, cuando se dio a conocer dicho estudio elaborado por el ingeniero Marcelo Romero y el biólogo Erio Curto, donde se incluyen 16 departamentos de Córdoba, todos del noroeste y Río Cuarto. En el mismo se deja entrever el interés por la modificación de la Ley de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de Córdoba y la posibilidad de que se habilite la ganadería como una solución para disminuir el combustible vegetal que alimenta a los incendios.

Sin embargo, en medio de los fuegos que avanzaban en la región, investigadores publicaron un informe crítico al respecto y dieron cuenta con preocupación acerca de la desinformación que se generó y de las repercusiones sesgadas en algunos medios de comunicación como Bichos de Campo, La Voz del Interior, Comercio y Justicia y  El doce TV.

Los distintos profesionales en Ciencias Ambientales, plantearon una serie de falencias en la información generada y en su posterior interpretación.

Nicolás Marí, investigador del INTA AER Cruz del Eje, es uno de los autores de este informe crítico,  y explica que la propuesta surge a partir de ver esa repercusión en distintos medios de comunicación:

“Empezamos a notar algunas cuestiones metodológicas, que desde nuestro punto de vista no eran del todo correctas. En particular, respecto al total de las superficies quemadas que es uno de los temas centrales del informe”, dice Nicolás y resalta que ese fue el primer llamado de atención.

Total de hectáreas quemadas 2024, Córdoba y San Luis. Fuente: CONAE

“Luego, empezamos a ver que se hace una fuerte campaña de divulgación de estos informes en distintos medios de comunicación y notamos que lo que se comunicaba no estaba acorde a los contenidos del propio informe”, agrega y dice que reconocieron ciertos sesgos de la información, que apuntaban contra la Ley provincial de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos.

“La Sociedad Rural hace años que viene criticando al gobierno de la provincia, con respecto a la reglamentación de esta ley. El mensaje de la Sociedad Rural es que el manejo actual que se hace de los bosques en zona roja, es el responsable de la alta ocurrencias de incendios”.

La Ley de ordenamiento Territorial de Bosques Nativos en la provincia, N°9.814, se reglamenta en el año 2010 y establece tres colores para clasificar las áreas. Rojas: no está permitido el cambio del uso del suelo, son de alto valor de conservación. Amarillas –situación intermedia donde para hacer una actividad se requiere de una autorización de la provincia  y las zonas verdes, habilitadas para el cambio del uso del suelo. “Esta es la ley que a la Sociedad Rural le molesta: porque en las zonas rojas, ellos necesitan más tierra para la actividad agropecuaria”, enfatiza Nicolás.

Otro de los aspectos que destacan, compete a los datos que utilizaron para plantear una hipótesis que los y las investigadores, consideran errónea.

“Afirmar que se queman más los bosques, y que la culpa del fuego y su propagación es por los bosques, técnicamente, es erróneo. Lo que más se quema en la provincia son pastizales y matorrales en primer lugar”, dice Nicolás y aclara que es algo lógico porque es el combustible fino, y en última instancia, lo que se quema en tercer lugar es el bosque.

Total de hectáreas quemadas en la región de Capilla del Monte, San Esteban y Los Cocos. Fuente: CONAE

“Incluso, desde el conocimiento por el manejo del fuego, los bosques son menos ignífugos porque son ambientes más húmedos y el combustible es más grueso. Por lo tanto, cuando un fuego se propaga por pastizales y llega a un bosque, puede sofocarse. Es decir, los bosques en definitiva son menos ignífugos que los pastizales y arbustales”.

Entonces, conceptualmente, explica Nicolás, la aproximación es bajo una hipótesis errónea. “Las sociedades rurales están en un proceso de expansión sobre áreas naturales que eventualmente necesitan retirar el sotobosque del lugar y poder poner vacas y plantar en sustitución por pasturas exóticas, mega térmicas que son muy invasivas y generan combustible fino”.

Otro de los puntos que se cuestiona, está vinculado al satélite utilizado para cartografiar áreas quemadas. “Nosotros usamos el satélite Landsat, es un satélite estrella, de información abierta, gratuita y preciso. Para la superficie quemada, que es una de las críticas que le hacemos a la Sociedad Rural, ellos hablan de un método que no es el más usado, al contrario es el menos usado y menos recomendando”.

Cuando piensa en la existencia de dos posturas que podrían dividirse entre la que representa los intereses de la Sociedad Rural, “productivista”, y la de los y las investigadores, con una mirada más enfocada en el equilibrio del ambiente, Nicolás advierte que puede haber un punto de contacto entra ambas lecturas. “Donde está el conceso de que debe hacerse un determinado manejo de los bosques y bajar la carga de combustión. Pero para esto no es pasar  un rolo y meter vacas”, dice y resalta la importancia de hacer un análisis a nivel de paisaje que permita proteger esos bosques del fuego y generar ambientes más resilientes.

“Es decir, que si sucede un fuego, los impactos sean minimizados. Esto es pensar en líneas de control y trabajos a nivel de paisaje que busquen evitar la propagación del fuego”. En ese punto medio puede llegar a encontrarse una gestión del paisaje que habilite en determinadas zonas el manejo de ganado, bovino o caprino, para bajar la carga de combustible, sin alterar el ecosistema: “Caminando el monte, está cargado de biomasa seca, que eso sí -en mi opinión- hay que manejarlo, porque es una bomba de tiempo”.

Capilla del Monte. Foto: Eugenia Marengo

La importancia de este análisis crítico, reside en disputar los sentidos que construyen desde determinados sectores, como la Sociedad Rural, cuyos intereses apuntan a cambiar la Ley de Bosques. “Influyen desinformando. Tienen una estrategia comunicacional muy agresiva, pero sesgada. El problema es que hay mucha gente que les cree”.

El ex intendente de Jesús María y de la Sociedad Rural, Luis Picat, hoy diputado por la UCR, uno de los que apoyó ambos vetos del presidente Javier Milei, también tiene una denuncia -realizada por el gobierno santiagueño de Luis Zamora-, por usurpación, incendio y explotación de miles de hectáreas de tierras públicas en Santiago del Estero. “Usurpó tierras, quemó, desforestó en representación de sus propios intereses con la remera de la Sociedad Rural. Representa esa mentalidad”, dice Nicolás.

Finalmente, otra de las falacias que surgieron de este informe es el argumento sobre la falta de información en relación a los incendios en Córdoba, “son tan ridículos que se sacan una foto con el mapa que hizo Juan Argarañaz, que es un investigador, un colega de la Universidad de Córdoba, del Instituto Gulich”. Desde este Instituto se relevaron datos  sobre las áreas quemadas de Córdoba de 30 años, publicados en diferentes revistas científicas. Sin embargo, “dicen que no hay datos y por eso ellos encargan un trabajo, que encima lo hacen mal”.

Presentación del informe en la Sociedad Rural de Jesús María con datos del Instituto Gulich

De este modo, el trabajo realizado por distintos investigadores que se dio a conocer en medio de los incendios que se propagaban por varias regiones de la provincia de Córdoba, busca ponerle luz a una situación que “eventualmente tiene sus críticas, tiene un sesgo y tiene falencias metodológicos”, concluye Nicolás.

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